El Mercedes-Benz 500E fue una colaboración entre Mercedes y Porsche en la década de los 90 para crear la berlina más rápida del momento. Para lograrlo, se utilizó un motor V8 de cinco litros del Mercedes 500 SL que no cabía en la carrocería del W124, por lo que las carrocerías se trasladaron a Zuffenhausen para reforzarlas, recortarlas y modificarlas para ampliar las vías y reposicionar el motor. El resultado fue una máquina extremadamente homogénea y discreta que dejó claro quién era el rey de las autobahn en 1991. A primera vista, solo pequeños detalles diferenciaban al 500E del resto de la gama de Mercedes.