¿Obsolescencia? Eso antes no existía.
Casi intacto
Desde entonces, el 200 monta uno de 72 CV, del Mercedes 190 D. La caja de cambios automática de cuatro relaciones lleva a bordo desde 1990: Mercedes la cambió por una disfunción a los 15.181 kilómetros, dentro de garantía. Todos los años, el Mercedes se ha aparcado en la calle. Y aun así, solo presentaba algunos brotes de óxido, en la parte superior de la carrocería, más que justificados. Sí que abundaba la corrosión en los bajos, que se habían vuelto porosos.
De modo que Bialk, que ha compró el taxi por 300 euros, ha invertido después 1.700 euros en labores de soldadura. Sigue siendo una buena jugada: el coche circula sin inmutarse. El interior pertenece a esa época en que un Mercedes parecía fabricar sus coches a prueba de guerras nucleares. Su señorial salpicadero no está como el primer día, pero sigue siendo elegante. Y todo está en su sitio. Nada cruje apenas. El salpicadero aparenta la robustez de un tablao flamenco. Podrías zapatear encima sin miedo a que se desmorone.
Al dueño anterior, que ahora tiene 82 años, le pareció una locura que Bialk quisiera comprar su diésel ancestral. Pero es que para Bialk, este coche es un «testimonio cultural». De momento, lo usa a diario con orgullo. ¿A por los dos millones de kilómetros?
Fuente: Autobild.es