Fuente: Frenomotor.com
En el mes de noviembre se celebrarán los treinta años del nacimiento de uno de los modelos más emblemáticos de Mercedes: el W124. Una denominación de uso interno que a partir del año 1993 pasaría a ser el primero en llamarse comercialmente con el apelativo de Clase E. Como todavía se puede ver a alguno circulando por nuestras carreteras, podemos afirmar que, después de treinta años, este tipo de vehículos no han envejecido mal del todo.
La robusta berlina que el segmento premium ansiaba
En 1984 Mercedes lanzó al mercado un coche muy del gusto de la época, de indudable apariencia germánica, de líneas cuadradas y angulosas, que alcanzaría unas elevadísimas cotas de calidad. En algunos departamentos de la propia marca se reconoció, incluso, que habían creado un vehículo demasiado over-enginereed, un concepto que en ocasiones los ingenieros emplean en tono peyorativo para describir a los productos fabricados con mayor robustez de la necesaria. Pero la directriz emanada en las altas esferas en referencia al W124 era que debía ser un modelo tan seguro y funcional como para no escatimar ni en medios ni calidades, en aras de cumplir con los objetivos. Por lo cual, este automóvil con apariencia de mazacote se convirtió en la gran referencia de los vehículos de lujo. Además, podría decirse que se trataba de un coche indestructible, ya que se diseñó con la intención de que aguantase muchos más kilómetros de lo que era habitual en la época (algo completamente opuesto a las actuales tendencias de obsolescencia programada).
Éxito de ventas sin precedentes
De 1984 a 1997, Mercedes vendió la friolera de 2,7 millones de unidades del W124, una cifra verdaderamente elevada para un producto tan exclusivo como aquel. El motivo de este éxito sin precedentes se debía a dos factores. Por una parte, el modelo ofrecía una enorme variedad de innovaciones técnicas, con unos acabados excepcionales para la época. Pero además, el fabricante de la estrella, durante todo el período de comercialización, ofreció una gran cantidad de gamas distintas en lo que a carrocerías y motorizaciones se refiere. De ese modo, los clientes siempre podían encontrar un automóvil que se adaptase como un guante a sus características y necesidades individuales.
La primera generación del W124
En una primera fase, de noviembre de 1984 a septiembre de 1989, Mercedes ofertó para su W124 las siguientes motorizaciones: 200, 230E, 300E, 200D, 250D y 300D. La carrocería Estate se empezó a comercializar un año después; y en 1987, apareció en el mercado el espectacular y emblemático S124 Coupé, con una batalla más corta, techo bajo, ausencia del pilar B y dos puertas, entre otros muchos elementos diferenciadores. Con esta nueva carrocería, Mercedes demostró que, sobre la base de una única plataforma, era capaz de ofrecer productos individualizados, adelantándose en veinte o treinta años a las actuales tendencias del mercado.
En ese mismo año 1987 también vieron la luz las versiones 4MATIC y las motorizaciones con turbo para el 250D y el 300D. Pero a parte de los cambios estéticos y tecnológicos que se llevaron a cabo con el restyling de 1989, la novedad más impactante se produjo un año después, cuando el 500E fue presentado en sociedad. Con un motor V8 diseñado en colaboración con Porsche de 320 cv era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 segundos. Y en 1991 llegó a los concesionarios el descapotable A124, derivado del S124, a la vez que comenzó a ofertarse el 400E para aquellos conductores que veían excesiva la potencia del 500E.
Determinadas cifras imbatibles
Desde su lanzamiento, el W124 consiguió uno de los coeficientes aerodinámicos más bajos de su segmento, en gran parte debido al moldeado de plástico de los bajos, lo que agilizaba el flujo de aire que pasaba por debajo del vehículo. Gracias a esta innovación, se mejoró mucho el consumo de combustible y se redujo una gran parte de los molestos ruidos de viento en el interior del habitáculo. Pero esta no fue la única característica que lo hacía superior al resto, ya que también disponía del mayor volumen de maletero (2.200 litros) de su categoría.
El nuevo Clase E
En 1993, como ya he avanzado un poco más arriba, se produjo el cambio de nomenclatura que todavía hoy pervive. Coincidiendo con la presentación de los nuevos Clase C, Mercedes optó por renombrar al W124 como Clase E. Aquella nueva denominación también vino acompañada de una serie de cambios como unas nuevas ópticas traseras, los intermitentes en color blanco o la parrilla rediseñada.
La vida del W124, a partir de entonces llamado Clase E, se alargaría durante dos años más, hasta que Mercedes presentó en 1995 el nuevo E W210 que debería dejar el pabellón tan alto como lo había hecho hasta entonces su predecesor. Pero eso ya es otra historia.