Una forma de hacer coches: Mercedes-Benz W124

Fuente: Diariomotor.com

 El Mercedes W124 lanzado en 1985 (el Clase E del momento) fue probablemente el último ejemplar de una especie y al mismo tiempo su máximo exponente.

Cuenta la leyenda que cuando Mercedes-Benz desarrollaba un modelo se fijaban unos objetivos de ingeniería – dimensiones, prestaciones, calidades – para que fuese el mejor coche de su tamaño. Una vez desarrollado el modelo se calculaba su coste de producción y a partir de él, su precio de venta, mientras que las restantes marcas tenían en cuenta el precio objetivo como una limitación desde el primer momento. El resultado era que los Mercedes eran efectivamente los mejores de su tamaño, pero también bastante más caros que el resto. Y sólidos como rocas.

 

Esta forma de hacer coches “sin reparar en gastos” dio lugar a una de las marcas con más renombre mundial en ingeniería y calidad, y se traducía en coches confortables, silenciosos, fiables y muy duraderos. El W124 fue posiblemente la última berlina construida con este criterio, o al menos con una clara obsesión técnica por encima de sus costes. Muchos taxis W124 , concretamente en su versión Mercedes 300D, superaron con holgura el millón de km en Europa terminando sus días circulando por África como prueba irrefutable de solidez.

La última berlina construida con una clara obsesión técnica por encima de los costes. Cómo cambian los tiempos.

Mercedes continúa siendo una marca de enorme prestigio y calidad, pero cuando comenzaron a llamar a los coches con la actual nomenclatura de clases (en este caso, Clase E) algo esencial se perdió por el camino, algo que el W124 no fue capaz de legar a sus descendientes. Como detalle de diseño, nos quedamos con la sencillez de líneas de su perfil protegido por una banda de goma gris en las puertas que hoy ha desaparecido para mayor gloria de talleres de chapa y pintura.

 

Comparado con la sobrecarga de formas y nervaduras del actual Clase E, el W124 resulta profundamente atractivo y funcional, sin dejar de lado una gran clase que no cae en la estridencia o la ornamentación. Forma y función en perfecta armonía con las proporciones y el aplomo de un coche de lujo, seguro de sí mismo y consciente de que no tiene nada que demostrar.